Por primera vez desde la creación de la organización en 1951, la OIM dice que se está «acercando proactivamente a todos los socios para financiar este llamamiento vital», en un momento en que ha aumentado el número de migrantes que realizan peligrosos viajes intercontinentales.
«La migración irregular y forzosa ha alcanzado niveles sin precedentes y los retos a los que nos enfrentamos son cada vez más complejos», declaró la directora general de la OIM, Amy Pope, en el lanzamiento del Llamamiento Mundial en Ginebra en enero.
En esta tercera semana de febrero ha ampliado su llamamiento solicitando 112 millones de dólares para proporcionar ayuda humanitaria y de desarrollo urgente a más de 1,4 millones de migrantes y comunidades de acogida en el Cuerno de África, Yemen y África meridional.
Las rutas desde el Cuerno de África a Yemen y los Estados del Golfo, y la ruta meridional desde el Cuerno de África a través de Kenia y Tanzania hasta el sur de África, se encuentran entre las rutas migratorias más peligrosas, complejas y de las que menos se informa en el mundo.
En 2023, se registraron casi 400 000 movimientos en la ruta oriental, mientras que otros 80 000 movimientos se registraron en la ruta meridional, especialmente hacia Sudáfrica, según la declaración.
Hay pruebas abrumadoras de que la migración, cuando se gestiona bien, contribuye de manera importante a la prosperidad y el progreso mundiales. Nos encontramos en un momento crítico y hemos diseñado este llamamiento para ayudar a cumplir esta promesa. Podemos y debemos hacerlo mejor», dijo Pope en la presentación.
La OIM ha desglosado el llamamiento de la siguiente manera:
«La plena financiación permitiría a la OIM prestar servicios a casi 140 millones de personas, incluidos los desplazados internos y las comunidades locales que los acogen. Y lo que es más importante, también permitiría ampliar la labor de desarrollo de la OIM, que contribuye a prevenir nuevos desplazamientos», declaró la OIM en un comunicado.
Sin embargo, expertos e investigadores afirman que la migración mundial, que ha alcanzado su punto álgido en los últimos años, tiene raíces más profundas y complejas que requerirán algo más que una respuesta a posteriori.
«Lo que estamos viendo es la voluntad de funcionarios y ciudadanos de deshumanizar completamente a los migrantes», dijo Loren Landau, profesor y presidente del Centro Africano de Migración y Sociedad de la Universidad de Witwatersrand, situada en Sudáfrica .
Landau precisó en diálogo con IPS que «no solo se les puede dejar sufrir, sino que se les debe hacer sufrir. Solo así podemos enviar el mensaje de que los demás no son bienvenidos».
«Las políticas de la Unión Europea, Australia e incluso Sudáfrica están diseñadas para transmitir este sentimiento», criticó desde Johannesburgo, sede del Centro y de la universidad.
La OIM calcula que hay más de 140 millones de desplazados, y su llamamiento mundial para que los donantes apoyen «salvar vidas y proteger a las personas en movimiento, impulsar soluciones al desplazamiento y facilitar vías seguras para la migración regular».
Miles de personas siguen esforzándose por entrar ilegalmente en Europa y Estados Unidos con ayuda de traficantes.
Según el Proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM, en los últimos nueve años han muerto o desaparecido 60.000 personas en peligrosos viajes en busca de oportunidades económicas.
En los últimos años, la migración se ha convertido en un tema político candente, y en Europa se acusa a los partidos políticos de derechas de azuzar el sentimiento de la opinión pública contra los migrantes.
Sin embargo, Landau afirma que la desigualdad mundial ha agravado el desplazamiento de millones de personas.
«La migración es una crisis desde hace mucho tiempo, aunque a menudo se ha enmarcado de forma diferente. Siempre ha habido desplazados. Durante mucho tiempo ha habido violencia y corrupción en la frontera. Sin embargo, ahora ha pasado del borde del debate público al centro», afirmó.
«La desigualdad mundial, la demanda de mano de obra, los conflictos y los factores medioambientales animan a la gente a desplazarse, pero el movimiento es natural», dijo a IPS.
Las afirmaciones de que los inmigrantes roban puestos de trabajo a la población local y obligan a los gobiernos a desviar el gasto social para acomodar a los inmigrantes han alimentado el sentimiento antiinmigración.
Los investigadores, sin embargo, siempre han cuestionado esas afirmaciones, mientras la OIM redobla sus esfuerzos para ayudar a los migrantes en sus nuevos domicilios.
«En general, los inmigrantes no son la razón por la que menos personas tienen un empleo seguro, protección social o sienten que sus culturas y valores están amenazados. Pero a la luz de esas ansiedades, los migrantes se han convertido en el fetiche en el que se fijan los políticos y el público», añadió Landau.
En su llamamiento a la financiación de los donantes, la OIM afirma que una migración bien gestionada «tiene el potencial de impulsar los resultados del desarrollo, contribuir a la adaptación al cambio climático y promover un futuro más seguro y pacífico, sostenible, próspero y equitativo».
«Las consecuencias de una asistencia infrafinanciada y poco sistemática tienen un mayor coste, no sólo en términos de dinero, sino en un mayor peligro para los migrantes a través de la migración irregular, la trata y el contrabando», dijo Pope, la directora general de la OIM.
A su juicio, «hacer el trabajo requiere una mayor inversión por parte de los gobiernos, el sector privado, los donantes individuales y otros socios».
La Unión Africana (UA), cuyos países concentran la mayor parte de la migración mundial, afirma que el continente ha sido testigo de cambios en los patrones de migración, «un fenómeno que se ha vuelto dinámico y extremadamente complejo».
Como parte de los esfuerzos para hacer frente a esto, y en lo que se espera que ayude al trabajo realizado por la OIM, la UA estableció el Marco de Políticas Migratorias para África (2018 2030).
El Marco proporciona «directrices para gestionar la migración de manera coherente y, por lo tanto, cosechar los beneficios de la migración».
Esos beneficios se recogen en las conclusiones de la OIM según las cuales «281 millones de migrantes internacionales generan 9,4 % del PIB mundial.»
A pesar de los peligros que han llegado a definir las experiencias de los migrantes, especialmente en alta mar, siguen sin resolverse los factores que impulsan a millones de personas a abandonar sus países de origen.
«Hay preocupaciones prácticas inmediatas sobre cómo garantizar que la gente pueda emigrar de forma segura», dijo Landau.
«Más allá de esto, existe una necesidad más amplia de recalibrar la forma en que hablamos de estas cuestiones. La migración no va a ninguna parte, así que es necesario cambiar el marco de la crisis por el de la nueva normalidad», remarcó el académico sudafricano. (IPS - T: MF / ED: EG)
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