El artículo que más ampollas levanta es el 3 que propone la regularización de los trabajadores sin papeles en lo sectores donde falta mano de obra como la construcción, la hostelería, la agricultura o la asistencia a domicilio. Este proyecto de ley prevé, sin embargo, algunas condiciones como que las personas en cuestión deben llevar tres años en Francia y haber trabajado ocho meses en los sectores en los que escasea la mano de obra.
La cámara del Senado está controlada por la derecha, que quiere que el artículo se suprima porque considera que va a tener un efecto llamada para los migrantes clandestinos; y los centristas, que estiman que el artículo se debe reescribir.
Este lunes, la primera ministra Elisabeth Borne, defendió el artículo 3 del texto calificándolo de una propuesta “con sentido común”. "El objetivo es permitir la regularización de personas que llevan años en Francia y que están bien integradas”, dijo Borne.
El proyecto de ley también tiene el objetivo de facilitar las expulsiones de extranjeros que hayan cometido crímenes o delitos por los que la condena sea de diez años o de cinco para los reincidentes, aunque lleven muchos años en Francia.
En su empeño por acelerar las expulsiones, el gobierno francés también propone una reforma estructural del sistema de las tramitaciones de las demandas de asilo. Se quiere dividir por tres el número de recursos posibles cuando se emite una obligación de abandonar el territorio, así como descentralizar la Corte nacional del derecho al asilo.
Con este mismo objetivo de hacer disminuir la inmigración, se van a endurecer los criterios del reagrupamiento familiar. Los solicitantes deberán justificar más ingresos económicos si quieren traer a su familia a Francia. Además, deberán esperar dos años para hacerlo y no uno y medio. En temas de integración, el gobierno quiere que los familiares que lleguen a territorio francés tengan ya un dominio de la lengua francesa. El Parlamento también tendrá el poder de fijar unas cuotas anuales de migrantes.
El proyecto de ley pretende ser equilibrado, según el ministro del Interior, Gérald Darmanin. Hay un componente represivo para "ser duros con los delincuentes extranjeros" y un "componente de integración" para "las personas que trabajan", asegura. "La línea del gobierno es ser duro con los malos y amable con los buenos", resumió hace unos meses el ministro de Interior. Queda por ver si este argumento convencerá a los senadores franceses. (RFI con AFP)