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La jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, es la primera, entre los líderes del G7, en declinar (al menos por ahora) la invitación de Donald Trump para participar personalmente en la cumbre de junio en Estados Unidos.
El presidente norteamericano días pasados patrocinó la cita como la posibilidad del "ejemplo más grande de la reapertura" de Estados Unidos, al sugerir que podría celebrarse entre la Casa Blanca y Camp David, residencia presidencial en el vecino Maryland.
Trump propuso la participación física de los líderes y no en videoconferencia, solución hasta ahora adoptada por cumbres y reuniones en los tiempos del coronavirus y que en un primer momento se pensó para el G7 en el año de la pandemia.
El encuentro, antes de la tempestad Covid-19, originariamente estaba programado entre el 10 y 12 de junio y el magnate neoyorquino deseaba hospedarlo en el Trump National Doral de Miami, Florida, sede luego cambiada debido a fuertes polémicas.
"Hoy, considerando la situación global de la pandemia, Angela Merkel no puede aseverar su participación personal en un viaje a Washington", hizo saber el vocero de la jefa del gobierno alemán, Steffen Seibert, al portal Politico.
De Londres, en cambio, arribó el "sí" de Boris Johnson: lo comunicó el propio premier británico en una conversación telefónica con Trump, coloquio en el que se habló además del acuerdo comercial entre Estados Unidos y Gran Bretaña post Brexit.
Entre los otros líderes mundiales invitados por Washington, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, anunciaron que están dispuestos a participar personalmente "si las condiciones sanitarias lo permiten".
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, oficialmente se tomó su tiempo al puntualizar la importancia de esperar lo que "recomienden los expertos".
Mientras los otros miembos, el premier japonés Shinzo Abe y el presidente del Consejo italiano de ministros, Giuseppe Conte, al momento no se han expresado al respecto.
Empero, el tiempo se acorta para el envío del "RSVP" del presidente estadounidense que espera, naturalmente, una respuesta positiva. (ANSA).